Danza de los negritos: Historia y trascendencia

La danza tiene su origen en Andabamba, una de las haciendas coloniales más importantes. Representa la celebración de los negros esclavos por un día de libertad, que les otorgaban los dueños de las haciendas en Navidad para la adoración al niño Jesús.

El 3 de noviembre de 1854, el mariscal Ramón Castilla dio la ley que libertó a los esclavos negros. Estos, en multitud, se encaminaron a sus lugares de origen, y dieron nacimiento a una danza que se fue difundiendo hasta los lugares más apartados del Perú con nombres diferentes: Negrería, Morenada, Pachahuara, Negros viejos, Rey moreno, Negritos y otros. Muchos mestizos y criollos se sumaron, y para bailar, usaban las máscaras.

La música que acompaña a los Negritos de Huánuco se origina en la morisca española, que llegó al Perú con los conquistadores.

Esta danza tradicional tiene varios momentos. El maestro Rolling Guerra explica: a la primera melodía se la llama “de caporales”, “una forma de obertura, con melodía lenta”; la segunda es la cofradía, en la que los negritos empiezan con las “mudanzas” (tiene entre 13 y 14 melodías distintas); la tercera es el pasacalle o “pachahuara”, cuando los negritos hacen el recorrido por las calles para adorar a los niños Dios.

La despedida es una melodía perteneciente al “pachahuara” ancestral de los yarowilcas, es un sistema musical pentatónico y triste.

La trascendencia histórica radica en que este baile típico refleja la libertad indígena manifestada en el Perú gracias al cambio que realizó Ramón Castilla, demostrando un cambio que perdura en la actualidad puesto que contemporáneamente las personas consideradas como indígenas se encuentran dentro de un sistema de leyes y derechos.


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